Sentadas bajo la sombra de un árbol Telma y Egda Macías, junto Regina Baque, contemplan el cambio de la cancha de Urbirríos 1, que pasó de polvosa a verde natural.
Reubicadas hace 24 años debido a inundaciones por el fenómeno El Niño, ven cómo el espacio, donde alguna vez cavaron un pozo para obtener agua, que durante décadas fue la cancha de polvo donde jugaron sus hijos y nietos, la Alcaldía lo ha transformado en un espacio digno de elogios.
Doña Telma está más feliz,porque su nieto Ángel Gallardo, que estudia virtualmente para acompañar a su mamá (la hija de Telma) a sus quimioterapias, tendrá en la cancha una gran oportunidad para practicar el fútbol, que es algo que hace muy bien.
Doña Egda se emociona con el cambio, cuenta que el polvo de la cancha entraba a las casas todos los días, pero que ahora siente que viven en un barrio lindo y con la construcción de la cancha están «viviendo otro ambiente».