En palabras de Julia Mero López: por lo que más sufre su familia y los vecinos de San Mateo, es la falta de agua, al no poder realizar básicas necesidades domésticas como lavar y, en especial, preparar la comida.
“Nosotros salimos a comprar en la carretera y cargar al hombro esa agua. A veces compramos hasta 4 bidones por semana para hacer el desayuno, el almuerzo, la merienda. A veces nos enfermamos… por el agua también”, dice Julia, mientras muestra los tanques que tiene en casa, todos vacíos sin el líquido vital.
Sin embargo, es una realidad que va a cambiar en San Mateo, las partes altas de la ciudad de Manta y en las dos parroquias rurales: Santa Marianita y San Lorenzo, cuyas familias recibirán agua potable previamente captada desde el mar, beneficiando, entre todas, hasta casi 30 mil habitantes.
Sí, la solución ha sido mirar hacia el océano, una fuente de captación que siempre ha estado ahí, en frente de todos. Por lo tanto, dos plantas desaladoras modulares serán instaladas en el sector de La Tiñosa, para desalinizar el agua marina con ósmosis inversa, un proceso que purifica el agua mediante membrana semipermeable, que permite el paso del líquido y eliminando las partículas en suspensión, en este caso la sal que se queda en el camino.
En definitiva, esta agua es ciento por ciento segura para el consumo humano; incluso, más pura que la que se capta desde las tres fuentes lejanas que tiene la ciudad.
“¡Este es un verdadero cambio! Le estamos diciendo adiós a un problema de años: el desabastecimiento de agua. Esto nos permite dar dignidad y mejores días a nuestros ciudadanos; en especial, a las familias de la zona rural”, dijo la alcaldesa Marciana Valdivieso.
¿Cómo se ha logrado? Es a través de un financiamiento de 5,2 millones de dólares, ya transferidos a las cuentas de la municipalidad y que ahora tiene luz verde del Gobierno Nacional para su uso.
Inicialmente, este monto fue desembolsado al municipio por el Ministerio de Finanzas, en 2022, como parte de los casi 17 millones de dólares otorgados por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), y avalados por el Comité de Reconstrucción, para el proyecto Planta Manta que tenía como captación el acueducto de Refinería del Pacífico, desde La Esperanza.
Pasó el tiempo y el proyecto de la planta no es viable, porque no se puede captar agua del acueducto; asimismo, el BEI dio por terminada la operación de crédito en Ecuador por desacuerdos con el gobierno anterior y se suspendió el financiamiento.
Simultáneamente, un estudio financiado por la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) determina que la desalinización es la solución para dotar de líquido vital a Manta. Entonces, se miró al mar.
El 4 de septiembre, la Alcaldesa presentó la primera fase del proyecto de Plantas Desaladoras Modulares, para que el Comité de la Reconstrucción permita hacer el uso de los 5,2 millones, lo que se logró y formalizó el 18 de septiembre pasado.
Ahora, en la población hay esperanza. “Eso queremos: agua. Ahí estamos bien si lo de estas plantas se va a cumplir”, concluyó Julia.
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