“Hemos comido polvo, pero ya no. Valió la pena”, dice Vicenta Espinoza, que por 25 años ha vivido en la calle 406, en el sector Divino Niño. Ella observaba la reposición de asfalto en su vecindario, entre las avenidas 420 y 412. “Quedó mejor que lo que teníamos”, enfatizó.
Se repone la carpeta asfáltica, una vez concluido un colector principal de aguas lluvias, de casi un kilómetro, que beneficia al vecino barrio de Emelmanabí para evitar inundaciones. También hay un colector secundario para las familias de la calle 406, en Divino Niño.