Verónica Montalván es madre de familia de la unidad educativa Teodoro Wolf. Al observar el techado que cobija ahora la cancha del plantel comenta que «anteriormente los niños no tenían este beneficio, siempre llegaban a casa acalorados. En época de lluvia se ensuciaban mucho».
Verónica agrega que este techado, que han esperado desde siempre, no es sólo de beneficio para los niños, sino para toda la parroquia rural San Lorenzo.
En los veranos, que son de bastante sol, y en los inviernos, que son de mucha lluvia y neblina, toda la comunidad educativa de la escuela Teodoro Wolf sufría en las actividades al aire libre; recuerda Boris Rivera, director de esta escuela.
“Ahora, con el techado, podemos disfrutar tanto en lo deportivo como en otras actividades educativas, porque ya tenemos cómo protegernos”, agrega.
Esta es la obra #17 que llega a Manta en el mes de su centenario, siendo de mucha utilidad para las niñas y niños de nuestro cantón.