Ancestrales estructuras semicirculares en la playa, construidas en piedra, que a manera de pozos se llenaban con cuando la marea subía, y al bajar dejaban atrapados peces, pulpos y ostiones.
Antiguamente proveían de pesca a toda la zona, porque era un centro de recolección. Más abajo se realizaba la captura de la concha Spondylus, que era la moneda de intercambio de la época precolombina.
Producto del ingenio de la cultura Manteña que ha trascendido en el tiempo. Aún hoy, los pobladores de Ligüiqui, herederos de esa estirpe de pescadores, recogen de ellos lo que deja la marea.
Para observar esta maravilla visita Ligüiqui, en parroquia rural San Lorenzo, al sureste de Manta.