Zarifé es una niña de 11 años. Junto con sus hermanos llegan a la cancha de Urbirríos 1, desde el vecino sector Palo Santo, para practicar fútbol. “Este deporte no es sólo masculino… Es también para las mujeres”, dice ella con firmeza.
Llegaban desde que esta cancha era “polvosa” y la respiración era dificultosa. Hoy es de césped natural por la intervención de la Alcaldía del Cambio y sin afectar su salud.
Eso la pone alegre a Zarifé, quien ahora llega al lugar como integrante del curso vacacional de fútbol, que acoge a 100 niñas, niños y adolescentes. “Mis papás nos han apoyado, comprando los pupos para que no se dañe el césped, Hay que cuidar la cancha”, asevera la niña.
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