Hace 12 años, esta familia inició su travesía vendiendo la tradicional bebida en eventos y ferias locales. Con esfuerzo y dedicación, lograron conquistar los paladares de la comunidad. Hoy, su canelazo es reconocido no solo por su sabor único, sino también por ser un símbolo de perseverancia y unidad familiar.
Angélica Benítez, la hija mayor de 20 años, ve en el negocio una oportunidad para crecer y transformar la tradición familiar en algo más grande. “Pienso que es muy bueno vender canelazo, porque es algo nuestro, algo que nos une como familia y también con nuestra gente. En el futuro me encantaría convertir esto en una empresa, una marca que represente nuestras raíces”, comenta con entusiasmo.
El Maleconazo, un evento organizado para reactivar la economía local, ha sido un impulso clave para negocios como el de la familia Benítez. Angélica agradece a la Alcaldía por promover estas iniciativas. “Estos eventos no solo nos ayudan a vender más, sino que nos dan esperanza para terminar el año de la mejor manera posible. Es una gran oportunidad para todos nosotros”, dijo.
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